Estructura de la UE

La Unión Europea es un organismo supranacional cuyo origen se sitúa el 9 de mayo de 1950, con la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), cuyo tratado constitutivo fue el Tratado de París, con seis países: Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo. Tras los primeros seis años, firmaron los Tratados de Roma que instituyen la Comunidad Económica Europea (CEE) y la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA).

La CECA y la CEEA fijaron sus objetivos en el ámbito económico, y la CEE en “sentar las bases de una unión cada vez más estrecha entre los pueblos europeos” para así “asegurar (…) el progreso económico y social de los respectivos países”.

Ambos tratados, de París y Roma, sentaron las bases de una arquitectura comunitaria; y posteriormente en Bruselas se firmó el Tratado de fusión de los Ejecutivos, estableciendo un marco institucional único.

La creación de las Comunidades Europeas fue beneficioso económicamente y otros países solicitaron su adhesión, y se produjeron avances también en el ámbito político y social.

A lo largo de los años ha sido necesario reformar los Tratados en sucesivas ocasiones, y es claro que será necesario seguir realizando modificaciones a lo largo del tiempo, tanto por los cambios sociales, políticos y económicos que se van sucediendo en el tiempo, como por la adhesión de nuevos estados, o de su salida como sucedió recientemente en 2016 con Reino Unido a través del Brexit.

Como organismo supranacional, la Unión Europea provoca diferentes percepciones en los individuos que lo conforman, dependiendo de los factores que influencian a dichos individuos.

Por una parte, los factores utilitarista o identitarios influyen en la opinión pública sobre la Unión Europea. Ya que la identidad europea se define en términos instrumentales, mientras que la identidad nacional lo hace en términos culturales, por ellos ambas identidades son compatibles, puesto que se definen en base a términos distintos.

Por otra parte, los factores culturales y/o identidades colectivas influyen en las actitudes hacia la Unión Europea.

Así, los fenómenos contextuales, tales como la crisis económica, afectan directamente en la identidad de los individuos con dicho organismo, ya que no hay que olvidar que la integración europea de los diferentes países fue un proceso que se basó principalmente en aspectos económicos, todo y que el apoyo actual a la identidad europea se puede agrupar en dos perspectivas, el enfoque utilitarista, el cual se base en las consecuencias positivas que reporta, y el identitario, que presta atención a los factores culturales y/o identidades colectivas hacia el órgano supranacional.

Por todo ello, con el tiempo, el apoyo o rechazo a la Unión Europea se apoya en factores instrumentales, y por ello se ha tratado de subsanar creando un sentimiento de pertenencia a través de la creación de una moneda común o el intento de ratificación de una Constitución, lo cual puede verse a su vez como un ataque hacia la identidad nacional de los ciudadanos de los estados miembros, o por otro lado como algo compatible e incluso favorecedor, ya que ambas identidades son de diferente naturaleza, una es cultural y la otra es instrumental.

En cuanto a los exponentes de la gobernanza multinivel, Gary Marks parte de las “medidas adoptadas por el Acta Única Europea de establecimiento del principio de cohesión económica y social para reducir diferencias entre regiones y el retraso de las menos favorecidas mediante el apoyo de Fondos Estructurales (…) y el crecimiento en los recursos para regiones menos desarrolladas, complementadas con innovaciones políticas y administrativas que incrementan relaciones directas entre la Comisión y gobiernos regionales.”

Para Marks, la gobernanza multinivel es un “sistema de negociación continua entre Gobiernos ubicados en varios niveles territoriales – supranacional, nacional, regional y local- como resultado de un amplio proceso de creación institucional y de reasignación decisional que ha impulsado hacia arriba hasta el nivel supranacional algunas funciones previamente centralizadas del Estado y algunas hacia abajo al nivel local regional.”

Iván Llamazares, por su parte, con su estructura multipolar, “diversos actores participan simultáneamente en diversas arenas supraestatales, estatales y subestatales, sustrayendo competencias a los Estados-nación y con implicaciones en políticas en las identidades territoriales.”

A lo largo de los años se ha esperado que la Unión Europa tome una forma geográfica y política definitiva permanente del mismo modo que los gobiernos nacionales, pero con el paso del tiempo ha quedado patente en su desarrollo que todavía no ha llegado a su estado de madurez, y va a seguir variando a lo largo del tiempo. Sus ampliación geográfica no ha parado, y difícilmente se puede marcar cual será el punto final, ya que de ello depende la situación económica, social y política de todos los estados miembros a nivel individual y de la relación entre ellos a nivel global, ya que las instituciones y políticas de la Unión Europea, así como sus competencias, funciones y responsabilidades, no son las mismas que las de los gobiernos nacionales, y es muy improbable que lleguen a serlo.

El hecho de que se entienda a la Unión Europea como un estado regulador hace que se tenga el concepto de que es un estado supranacional internacional que controla y maneja las exteriorizaciones internacionales, pero en él no recaen las estructuras administrativas de estados miembros que están en posición de manejar sus propias políticas, de modo que éstos tendrán siempre la decisión final en base a sus intereses y necesidades particulares.

La identidad europea de los ciudadanos de los estados miembros se basa en aspectos utilitaristas o instrumentales, ya que su adhesión a la Unión Europea como organismo supranacional se debió a términos de desarrollo económico, además de social y político; lo cual es compatible con la identidad nacional que se basa en factores culturales, lo cual crea de forma favorecedora una identidad dual entre los ciudadanos a lo largo del tiempo.

La identidad europea positiva continuará en el tiempo siempre y cuando la situación de los aspectos utilitaristas e instrumentales sean necesario y aporten un beneficio a los ciudadanos. En el momento en que dichos aspectos sean negativos, los ciudadanos dejarán de sentirse identificados y creará un rechazo.

 

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Lecturas recomendadas:

  • Edgar Vieria Posada, “La formación de espacios regionales en la inegración de América Latina”.
  • Gary Marks, “Structural Policy and Multilevel Governance in the EC”. Ed. Boulder/Harlow 1993.
  • Gary Marks e Iván Llamazares. “Gobernación de múltiples niveles, movilización regional e identidades subestatales en la Unión Europea”. Ed. Tirant lo Blanch 1999.
  • Marta Paradés Martín, “La identidad española y la identidad europea en el apoyo a la Unión Europea”. Ed. UAM
  • Centro de Documentación Europea y Europe Direct de la Comunidad de Madrid . “Origen y evolución de la Unión Europea 2017”

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