Uno de los principales pilares de la Unión Europea es la cohesión, como dice el artículo 3.3. del TUE
“La Unión fomentará la cohesión económica, social y territorial y la solidaridad entre los Estados miembros”, y según el artículo 174 del TFUE dice que “a fin de promover un desarrollo armonioso del conjunto de la Unión, ésta desarrollará y proseguirá su acción encaminada a reforzar su cohesión económica, social y territorial. La Unión se propondrá, en particular, reducir las diferencias entre los niveles de desarrollo de las diversas regiones y el retraso de las regiones menos favorecidas”.
La política de cohesión se originó en 1986 y se denominaba política regional, siendo recogida en el Acta Única Europea (AUE). Posteriormente, en el actual Tratado de la Unión Europea (TUE) y el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), los cuales conforman el Tratado de Lisboa, añadieron un nuevo adjetivo, consagrando la política de cohesión con sus tres vertientes: la económica, la social y la territorial, todo y que teniendo en cuenta sus textos constitutivos también se podría hablar de la vertiente política.
La política de cohesión económica, social y territorial europea tiene como principal objetivo promover la unión entre países y regiones que integran la Unión Europea, mediante la puesta en práctica de políticas comunes, compartiendo objetivo y aproximando valores en los ámbitos sociales, económicos y territoriales, de manera que se evidencia y mantenga la pertenencia a una entidad supranacional con el fin de que sus ciudadanos disfruten de un nivel similar de bienestar y oportunidades, independientemente del lugar de origen o residencia.
Más específicamente, la política de cohesión ha sufrido diversos cambios desde su origen como política regional. Su evolución se divide en diversas etapas:
Etapa inicial. Entre 1958 y 1975, no se introdujo un mecanismo de apoyo a regiones menos desarrolladas porque las diferencias regionales casi pasaban desapercibidas entre los seis estados fundadores, únicamente percibibles en Italia, y en menor grado en Francia. La política regional era responsabilidad de los propios Estados miembros, quienes se encargaban de sus problemas territoriales.
Etapa de nacimiento. Entre 1975 y 1979. En 1975 se crea el FEDER al observar que los desequilibrios regionales aumentaban, y gracias a la presión del Reino Unido, el cual fue uno de los principales receptores de ayuda, junto a Italia, hasta que se incorporó España. Consistía en una ayuda subsidaria.
Etapa de crecimiento. Entre 1979 y 1988. En 1979 la ayuda creció para convertirse en política regional comunitaria con programación regional, programas de desarrollo y mejorando su sistema de distribución de ayudas, incluso financiando programas comunitarios de desarrollo regional y nacional.
Etapa de madurez. A partir de 1989. En 1989, con el Acta Única Europea (AUE) y la reforma de Fondos Estructurales se generó un gran cambio, y en 1983 se estableció el mercado interior con el fin de promover la libre circulación de mercancías y personas, generando libertades económicas.
De este modo, la reforma de Fondos Estructurales se convirtió en el instrumento financiero para fortalecer la cohesión, tanto como acuerdo político para establecer el mercado interior, como a nivel social y territorial. Se le otorgó un enfoque socialdemócrata bajo el principio liberal, al confiar en la capacidad del mercado para corregir desequilibrios, y se le acompañó de políticas correctoras.
Asimismo, se incrementaron los recursos dedicados a la cohesión, y se concentraron las actuaciones territorialmente.
Durante los diferentes períodos de programación se han modificado los recursos financieros, sus objetivos e instrumentos, y únicamente se han mantenido tres objetivos de cooperación transfronteriza, transnacional e interregional, como son: el impulso a la competitividad regional y el empleo, la cooperación territorial europea y el de convergencia. Este último consiste en apoyar a regiones menos desarrolladas, y en el caso de España este objetivo se centra en parte del territorio como son las regiones de Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Galicia.
Actualmente, los Fondos Estructurales actuales son el FEDER, el Fondo Social Europeo y el Fondo de Cohesión, del cual España recibe más de tres mil millones de euros.
En las Perspectivas Financieras para 2007-2013 todo y que para poder dar respuesta a las necesidades de los estados miembros se deberían haber destinado al menos el 0,45% de la RNB de la UE, finalmente sólo fue el 0,37%, siendo unos 347.410 millones de euros, de los que España recibió 35.217 millones de euros, y en 2014-2020 unos 28.600 millones con el fin de aplicar reformas estructurales para su desarrollo.
Estas ayudas anuales han sido fundamentales para el país a lo largo de los años, ya que se pudieron modernizar las infraestructuras de transporte y el PIB por habitante pudo aproximarse a la media de la UE-15. España se ha beneficiado de una gran transformación económica y social, especialmente en la segunda mitad de los años ochenta, sumado a un impulso en el comercio intracomunitario.
Más recientemente, los Fondos Estructurales han sido de gran ayuda durante la crisis de la Eurozona, así como la inversión en empleo, educación e inclusión social. Además, España pasó de invertir en infraestructuras a empezar a invertir en necesidades más específicas como I+D y la innovación, así como las TIC, la competitividad de las pymes y la energía hipocarbónica.
Así, en los últimos años la prioridad para España es invertir en capital humano, así como la educación, la formación y la inclusión social, con el fin de mejorar el acceso al empleo y su productividad laboral, de manera que evolucione el sector hacia actividades de valor añadido, se fomente el emprendimiento y su presencia en mercados internacionales. También se fomentará el uso sostenible de recursos naturales, energías renovables y la eficiencia energética, así como el uso del transporte urbano sostenible, las inversiones medioambientes y de biodiversidad.
Los Fondos Estructurales son esenciales para la evolución de la UE, ya que han fortalecido la cohesión económica, social y territorial, y han ayudado a la liberación e integración económica. Pero, desde la Agenda 2000 ha habido un descenso en la solidaridad y política de cohesión, además de que su gestión se ha burocratizado en exceso. Además, otras políticas europeas recurren a los Fondos Estructurales cuando su presupuesto es insuficiente. Aún y así, España ha sido y es uno de los grandes beneficiarios de las ayudas desde su adhesión a la UE. Gracias a las inversiones recibidas el país ha podido invertir en diversos sectores que han generado un crecimiento muy positivo y rápido, y las perspectivas de futuro para la inversión actual es también muy esperanzadora, ya que España debe cumplir con los requisitos de la UE con el fin de mejorar en ciertos sectores como el emprendimiento, la sostenibilidad y el medioambiente.
#EspañolesDespertad